sábado, 25 de mayo de 2019

Mitos y Leyendas de mi tierra: "Celendín"



Mitos:

Zelendín, Cielo Azul del Edén
En tiempos muy remotos, el poderoso dios Apu Kon Titi Wiracocha, creador del cielo, de la tierra, de las estrellas y de todo cuanto existe, ayudado por sus hijos los dioses Inti e Illapa, distribuía entre sus mejores fieles de la tierra, llamados Apus, los más hermosos parajes de su creación.
Es así como a Apu Rume, su esposa y súbditos, les confiere una bellísima llanura poblada por toda clase de animales, plantas y mil riquezas; encargando a su hijo Inti le dotara de luz, calor y vida y a su hijo Illapa le diera lluvia y energía para fructificar la caza, pesca y labores agrícolas de sus protegidos.
Taita Rume y su esposa tuvieron dos hijos llamados Jelic y Guayao y una hermosa hija de nombre Zelén. Jelic, el mayor, se convirtió en un poderoso guerrero, encargándose de la defensa de la comarca, por lo que se quedó a vivir cerca de la casa paterna. Guayao, llamado “grande” por su fuerza y estatura, se dedicó a la caza, la pesca y la agricultura, instalándose al oeste del lugar donde habitaban sus padres. Allí brotó un cristalino y abundante manantial para favorecer sus actividades. Zelén, la hija menor, a medida que crecía iba transformándose en una doncella de belleza deslumbrante, a la que se sumaba dos grandes ojos de color azul – celeste como el cielo azul del Edén, haciendo de su mirada un rayo penetrante e irresistible. Ella paseaba por el prado jugueteando con las aves, las flores y las multicolores mariposas y entre mágicos cantos, recogía los frutos que allí se producían.
Era tanta la belleza y encantos de Zelén, que Inti e Illapa, se prendaron locamente de ella. Ambos pretendían ser dueños de esa angelical hermosura. Pero de los dos, Inti fue el favorecido, iniciándose un tierno y apasionante idilio. Inti la acariciaba tiernamente, adorando sus hermosos cabellos y haciendo brillar aún más sus azulados ojos. Juntos paseaban por el valle esparciendo por todas partes vida y calor humano, convirtiendo aquel acogedor lugar en un divino Edén.
Este idilio despertó la envidia de Illapa, quien creyéndose mejor que Inti, se presentó astutamente ante Zelén, ofreciéndose muchas ventajas a cambio de su amor. La doncella herida por la falta de respeto, lo rechazó airadamente. Entonces el dios del rayo y la tormenta juró vengarse de tal afrenta.
Cierto día en que Inti fue llamado por su padre Wiracocha, para visitar otros parajes que había cedido a otros Apus, Illapa creyó llegado el momento de su venganza. Cubrió el cielo con una extensa nube negra que oscureció el ambiente, descargando luego una torrencial lluvia y electrizantes rayos sobre las casas de Rume, Jelic y Guayao, reduciéndolas a escombros y dando muerte a todos sus ocupantes, entre ellos a Zelén.
Cuando Inti regresó se enteró de lo sucedido. Se entristeció de tal manera que se retiró a llorar amargamente la muerte de su amada al lugar llamado Intiguagana. Tan abundante fueron sus lágrimas que se formó una quebrada llena de agua que inundó toda la llanura, formando una gran laguna de nombre Jananchancocha. Luego Inti llevó el cadáver de su amada a su mansión celestial donde con el poder de su padre despertó para una vida eterna. Desde allí Zelén mira siempre con el diáfano azul celeste de sus grandes ojos a la comarca que tomó su nombre, Zelendín.
Los escombros de las casas de Rume, Jelic y Guayao se transformaron en los cerros que hoy rodean la campiña con los nombres de Padrerume, Jelic y Cerro Grande.
(Versión de Manuel Silva Rojas)
Sin embargo, Inti no se conformó con perder el Apu asignado por su padre Wiracocha, sino que en nombre de su amada Zelén habitó nuevamente esta bella laguna con una nueva familia, conformada hoy, por Quilla su esposa y Coyllurs sus servidoras.

Celendín: Sede de los Dioses
Todo pueblo tiene un mito o leyenda que quiere explicar su origen. El Cielo Azul del Edén no se queda atrás y haciendo gala de su imaginación dice: enamorados de la belleza de la legendaria laguna de Jananchancocha o Laguna Sagrada, el Sol, la Luna y las estrellas establecieron su reino en estos lares. El rey Sol, con su esposa la Luna y sus servidoras las estrellas gobernaban el universo desde este paraíso que empezaron a llamarlo Zelendín o Cielo del Edén.
Sin embargo, ante la felicidad de los dioses, los genios del mal, con su corazón de piedra, empezaron a conspirar. El diablo o Supay congeló las aguas de la Laguna Sagrada. Pero el Sol o Inti con su poderoso calor, deshizo el hielo y el hechizo. Así Supay comprendió que Inti era poderoso enemigo. Por ello reunió en asamblea a todos los genios del mal: el huracán, el temblor, la tempestad…todos estaban allí. Cada uno dio su diabólica opinión para disecar la laguna y cada uno otorgó la misión respectiva para tal maléfico fin.
Se celebraba el cumpleaños de la Luna o Quilla y todas las estrellas o koillors estaban muy ocupadas en adornar con guirnaldas a la laguna, limpiar las malezas, sembrar flores, y, el Sol preparando la rica chicha. La noche del gran onomástico de la Luna Llena todo era alegría, la chicha corría como agua y las estrellas habían formado una gran orquesta, todos estaban ebrios. De esto se aprovecharon los genios del mal y atacaron: El temblor hizo estremecer el cerro del norte y lo derrumbó; el huracán encrespó las aguas de la laguna y las sopló violento hacia el norte; la tempestad puso la confusión, mientras los Supay atacaban a las estrellas que se defendían como podían.
Al día siguiente todo era desastre y confusión. La laguna había desaparecido y solo quedaba una pampa llena de humus. Los dioses tuvieron que abandonar su lugar más querido; pero no se olvidaron de estas tierras; el dios Inti envió hombres venidos desde oriente con variadas semillas, que solo arrojaron sobre estas fértiles tierras. Pronto la antigua laguna azul que reflejaba el límpido cielo se convirtió en un vergel esmeraldino, sede ya no de dioses, sino de hombres vigorosos e inteligentes.

NOTA: EL NOMBRE DE CELENDÍN PUEDE SER COMENZADO CON "Z" O "C".

La Laguna de Shururo
Cuando los genios del mal desaparecieron la inmensa Laguna Sagrada, no se perdieron todas sus aguas. Una gran parte se quedó en la quebrada de Shururo, al norte de Zelendín. Allí se formó la laguna del mismo nombre, que el dios Inti puso al cuidado de un puma negro, como “madre”. (Es creencia popular que toda masa de agua tiene su “madre”).
El puma cuidaba con esmero a su laguna y siempre estaba vigilante para librarse del ataque de los genios malignos. Sin embargo, un día que había salido a tomar sol sobre una piedra, un gigantesco cóndor lo suspendió por los aires con el fin de matarlo; pero la laguna fiel a su “madre” en forma de columna se elevó por los aires. Se desataron los truenos y se desencadenó una rugiente tempestad y la laguna siguió luchando sin desmayar con el cóndor, encarnación de Supay. Al final el cóndor empapado por las aguas, soltó al puma y la alguna recuperó a su “madre”.
Con el esfuerzo desplegado la laguna ha quedado reducida y el puma herido ya no sale a tomar el sol. Sin embargo, este hecho ha sido tomado como acto de fidelidad y amor.


Los Primeros Shilicos
El dios Inti, rey del mundo, luego de ser expulsado por los genios del mal del entorno de su amada laguna Zelendín, dispuso que una tribu debiera venir a ocupar el valle recién formado. La tribu minuciosamente escogida por tener hombres llenos de amor a la tierra, laborioso y rectos, fue la de los Arawac, originarios del Caribe y del Orinoco. El sol ordenó a sus jefes tomar el río Amazonas y luego el Marañón hasta donde sea navegable para finalmente adentrarse hacia el oeste y llegar hasta acá.
Cumplida la orden pronto se vio en las alturas de Gelic a hombres y mujeres que descendían del cerro para ubicarse en las hermosas y esmeraldinas pampas de Zelendín. Lo primero que encontraron fueron frutos que solo al toparlos, hacían el sonido de shil-shil y por ello tomaron el nombre de Shilicos. Los arawacs acostumbraban formar palabras onomatopoyéticas.
Sin embargo, como los que vinieron eran muchos, algunos siguieron, su camino y llegaron hasta Chavín; donde según el arqueólogo peruano Julio C. Tello, formaron la cultura más antigua del Perú.

Leyendas:

La Pampa de la Culebra
Entre Celendín y Cajamarca existe una hermosa llanura de varios kilómetros de extensión. Por media pampa se divisaba- ya que hoy ha desaparecido por el intenso cultivo de cebada- una elevación de terreno que semejaba en su conjunto a una enorme serpiente.
Se dice que en años inmemoriales salió de la selva una enorme serpiente, que, dirigiéndose a la sierra, devoraba a su paso a poblaciones enteras en insaciable destrucción. El rey Inti compadecido de su pueblo mando al Illapa, el cual con su poderoso rayo se lanzó directamente sobre la cabeza del monstruo, matándolo al instante. Con el transcurrir de los años el cuerpo de la serpiente se hizo tierra y los lugareños empezaron a llamarla la Pampa de la Culebra.
Este mito, nos explica lo que en verdad sucedió de acuerdo a los historiadores. La culebra representa a la cultura Chachapoyas, la cual inició una guerra de invasión hacia occidente y el rayo representa a la cultura Caxamalca, que detuvo en sangrienta batalla a los invasores en la Pampa de la Culebra. La elevación formada no es más que el promontorio formado por los sepulcros de los numerosos muertos.
Es tradición de los pueblos que cada uno tenga un dios o tótem protector. Sin duda el de Chachapoyas fue la serpiente o amaru y el de los Caxamalca el rayo o Illapa.

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El Cerro de Sal
En Yanacancha en el lugar llamado Tambillo, distrito de Chumuch existe un cerro negruzco que tiene al pie de sus faldas una laguna cristalina que refleja el color del cerro, dando la impresión de que es una laguna negra.
Se dice que ese cerro fue antiguamente una mina de sal, de la cual extraían este mineral los naturales para su alimentación y venta.
Un hechicero envidioso por el bienestar de esta gente, encantó al cerro, haciendo desaparecer la mina de sal.
Nos cuentan que en la actualidad nadie puede acercarse a estos lugares, de lo contrario se expondrían a morir ahogados, ya que la “madre” de la laguna, una hermosa doncella, atrae con sus encantos a los visitantes, ofreciéndoles riquezas Hipnotizados éstos se adentran a la laguna y perecen. Muchas veces se reflejan en sus aguas apetitosas frutas, dulces… que sirven de trampa a los inocentes. El que mira fijamente a estos productos, es atraído hasta el fondo de la mágica Laguna Negra.
“LA AMBICIÓN ES PELIGROSA CONSEJERA”
En libro

El Chorro Cornelio
A quince kilómetros de Jerez (distrito de Huasmín), se encuentran ubicadas tres cataratas, las que brindan un hermoso espectáculo a la vista y una tremenda emoción al espíritu. Este es un gran regalo que Dios ha hecho a Celendín, por la belleza e inmensidad de su paisaje. No solo hay que admirar a las tres cataratas formadas por el río Jadibamba, sino el entorno maravilloso que ofrece la diversidad de ecosistemas, formado por rocas impotentes y producción nativa muy importante.
Nos cuenta la leyenda que, en el caserío de Vista Alegre, vivía un mozo de atlética figura llamado Cornelio Castro, el cual se enamoró perdidamente de la más bella muchacha de la comunidad, de nombre Estela Chávez. Cornelio la cortejaba con ahínco, pero solo recibía respuestas negativas de la orgullosa fémina. Sin embargo, un día de espléndido sol y convencida del amor de Cornelio, Estela le dio el tan esperado sí, pero bajo cierta condición: que le regalara el perol de oro que yacía en el fondo de la laguna formada por la caída del “chorrito”.
En efecto, se creía que en el fondo de la laguna existía un pequeño perol de oro, cuya procedencia se remontaba al tiempo del incanato.
Unos creían que el dios Inti la había puesto allí como su “reloj de oro” o corihuatana, ya que, si el sonido producido por la catarata era suave y armonioso, era señal de verano y si el sonido era tan fuerte que se escuchaba a kilómetros era señal de invierno. Otros creen que quien arrojó el perol allí fue el mismo demonio o Supay, para tentar la ambición de los hombres.
Para cumplir el deseo de su Estelita, Cornelio pidió el auxilio de varios amigos, pero por más esfuerzos que hicieron no pudieron encontrar el tan preciado perol. Desesperado Cornelio rogó a Dios que le ayudase en su difícil misión, ofreciéndole incluso su vida. Al día siguiente muy de mañana se levantó y se marchó solo hacia la laguna, buceó por el tiempo de una hora y al fin pudo encontrar el asa del perol, la que amarró a una soga. Con gran esfuerzo sacó el perolito y muy contento fue a ofrecer a su amada el gran regalo. Pero la vanidosa mujer dijo: “es muy pequeño para mi belleza”. Entonces Cornelio, llorando comprendió que Estela no le amaba, lo había expuesto a mil peligros y al final solo hizo notar su maldad. Escupió en la cara a la muchacha y cogiendo el perol, se dirigió nuevamente hacia la laguna y se arrojó en sus aguas con el perol y todo. No volvió a aparecer, más bien surgieron de la peña dos ojos o ventanas, por las cuales corrieron las dolorosas lágrimas de Cornelio. Desde entonces se llama al lugar “El Chorro de Cornelio”, el cual tiene una caída de más de cien metros y a los costados otras dos cataratas que nacen de la peña. Tremendo espectáculo que está esperando la visita de propios y extraños que lo convertiría en un colosal atractivo cerro turístico.
Al leer esta leyenda ojalá los enamorados sepan descubrir el amor sincero de su pareja. No puede haber amor si uno de ellos exige a las otras cosas que pueden poner en peligro su vida. 
EN LIBRO
La Cordillera de Calla Calla
Celendín tiene el privilegio de estar al centro de tres departamentos: La Libertad, Amazonas y Cajamarca. De allí que en tiempos pretéritos se constituyó en puerto obligatorio en el comercio por el sistema de “arrierías”. Por acá pasaron muchos aventureros atraídos por la fiebre del oro negro(caucho) rumbo a la selva y fueron pocos los que regresaron.
Algunos celendinos también tomaron parte de esta aventura. Uno de ellos fue don Sixto Merino, que al cabo de unos años volvió con muchas libras de oro en su bolsillo y a pesar de su “fealdad” se casó con la chica más bonita de Celendín. Sin embargo, Laureano no tuvo la misma suerte y fue atacado por un puma y murió. La esposa de Laureano sin saber de este acontecimiento, viajó en su búsqueda con su pequeño hijo a las espaldas. Luego de varios días de camino junto con los arrieros (que conducían sus mulos con carga), llegó a Chachapoyas donde se enteró del trágico fin de su amado esposo.
Sin pensarlo dos veces, tomó el camino de regreso sin siquiera un fiambre. ¡Tanto fue su dolor! En el camino solo atinaba a llorar, alimentando a su pequeño hijo con su leche. Al fin llegó muy debilitada a la cumbre de la cordillera, donde se dejó caer agónica. El niño lloraba desesperadamente de hambre y frío y la madre solo atinaba a decir: “Calla, calla…” hasta que se extinguió este delirio. La madre estaba muerta y el niño pegado al pecho de su madre extrayendo la última gota de su leche. Los arrieros salvaron al pequeño y enterraron a su madre.
Se asegura hoy, que los viajeros que pasan a pie por esta cordillera, junto al murmullo del viento, escuchan la palabra “calla, calla” y por eso llaman a la cordillera Calla Calla.
El amor de una buena esposa y madre, se ha perennizado así.

Leyenda de Tolón
Cerro dominante por su altura y forma piramidal, situado al norte del distrito de Celendín, es Tolón; nombre derivado del sonido que hicieran las piedras al rodarse, luego que los incas arrojaron los vasos de oro y plata que conducían para el rescate del Inca Atahualpa en Cajamarca. En efecto, los conductores de parte del gran tesoro supieron que el Inca ya había sido ajusticiado y por ello sumieron en el secreto al tesoro real.
Es creencia que el camino real de Cajamarca a Quito, pasaba a través de este cerro en forma subterránea y por ellos existen hasta hoy los llamados “pororocs”, como chimeneas para oxigenar el camino; y se llaman así porque al arrojar una piedra por estos agujeros, se escucha el sonido peculiar de pororoc-pororoc. Por hoy como lamentos del indígena por la pérdida de su Inca, se escuchan sonidos raros y luminosidades extrañas.
En una de las laderas del Cerro hay una puerta de piedra esculpida en la roca, dándole la impresión de inmensa capilla. Nos cuenta don Fortunato Cachay, un anciano de más de 90 años, que en su juventud se dedicaba a la agricultura cerca del Cerro Tolón. Un día se perdieron como por encanto, sus dos bueyes. Como eran su única riqueza los buscó desesperadamente por varios días, y al fin encontró a uno de ellos “con el rabo cortado”, cerca de la misteriosa puerta que estaba entreabierta. Al ir a coger al buey, este penetró por la puerta y el campesino sin pensarlo dos veces, lo siguió. Pero ¡oh sorpresa! Un gigante negro le cerraba el paso y cogiéndolo por los hombres lo suspendió por los aires. El pobre campesino entre titubeos explicó porque estaba allí, reclamando a sus bueyes, que ya distinguió, estaban moviendo un enorme trapiche junto a otros tantos, todos sin cola. El gigante llevó al aterrado Fortunato, hasta otro personaje que parecía jefe de los “shapingos”. Este oyendo las razones expuestas por el labrador, le ofreció devolverle los animales y el jornal por el trabajo realizado. Al salir, nos dice Fortunato, escuché una voz como de trueno que decía” Ciérrate perejil”. Y el portón se cerró violentamente.
Al día siguiente acudió nuestro buen hombre a la cita. La puerta estaba cerrada, pero encontró una fila de cestos de chancaca, que al llevarlos a casa se transformaron en oro. Y Fortunato hizo alarde de su nombre, transformándose en el hombre más rico de la comarca. Pero algo extrañado termina su narración ante los estáticos muchachos que lo escuchábamos. “A pesar de que estuve solo unos minutos dentro del cerro, sin embargo, la desgraciada de mi mujer ya había hecho velorio y hasta se había comprometido con otro, ¡ah! Pero ella lo pagó porque murió primero. “Hoy la famosa puerta está esperando que alguien diga otra vez” ábrete perejil”.

Choctamalke
Los arawacs o arahuacos pronto crecieron y formaron tribus. En esta zona creció el cacicazgo denominado Choctamalke, con su capital La Chocta, ciudadela estudiada por Julio C. Tello y Moisés Chávez, con sus famosas chulpas, y que hoy gracias a la estúpida indiferencia de las autoridades, se están destruyendo.
El último cacique de esta cultura fue Intihuaquishahua; cuando llegaron las tropas de Pachacútec. El inca llegado de Caxamarca solicitó la presencia de todos los jefes importantes, para informarles de las condiciones de rendición y de la importancia de incorporarse al Imperio Incaico. Allí estuvo Intihuaquishaua, que conoció a la hija del Inca desatándose entre ellos un amor sublime a primera vista.
Como era costumbre el Inca no aceptó tales amores y por ello nuestro cacique robó a la princesa y pasando a Choctamalke, atravesó el río Marañón internándose en la selva. Se dice que llegó a la región de Lamas y que los lamistas son descendiente de esta tribu, ya que ellos tienen costumbres más bien serranas antes que selváticas.
El inca dividió el territorio casi desértico, ya que la mayoría de pobladores se habían ido con su cacique, en 6 partes: Chumuch, Chimuch, Huaco, Oxamarca, Sorochuco y Llamadín e hizo venir a mitimáes Chilchos o Guamán. Según dicen algunos, por los chilchos los caxamalquinos empezaron a decir Shilicos.
En base de estos hechos el laureado escritor celendino Prof. Alfonso Peláez Bazán, nos ha dejado un hermoso testimonio. Ojalá que otros escritores a inspiración y ejemplo de nuestro maestro, también hagan gala de su pluma, sublimando estos acontecimientos.

Langascocha
Juan y María se casaron muy enamorados y fueron a vivir en la parte baja de “El Tambo”, caserío de José Gálvez. A los nueve meses les nació una preciosa niña que le pusieron por nombre Aurora. La niña iba creciendo muy feliz con el calor de sus padres.
Desgraciadamente, María se murió y Juan se casó en segundas nupcias con una mujer que tenía una hija. Esta, de nombre Filomena, hizo De Aurora su sirvienta y le asignó numerosas tareas en la cocina y en el campo, de modo que la pobre Aurora no tenía tiempo ni para peinarse, por ello le llamaron “La Landoza”. Landoza arriba, landoza abajo y landoza solo lloraba.
Para que nadie se dé cuenta de sus llantos, salía de la casa hasta una “lomita” y allí gritaba su dolor y lloraba hasta el cansancio, y allí un día su padre la encontró muerta; pero ¡oh sorpresa! Había brotado una corriente de agua que se transformó en catarata. La gente lo conoció como la Laguna de la Landoza o Catarata de Langascocha simplemente. Hoy es un lugar de paseo, pero nadie piensa ya en esa muchacha que murió allí de dolor y abandonó y que debe ser el ejemplo para los padres que solo consiguen dolor y lágrimas al abandonar o maltratar a sus hijos.

La Niña Feliciana
A principios del siglo XX, vivían en el barrio alto de Siracucho- opuesta al barrio bajo o Colpacucho- una pareja de esposos: don Segundo Cachay y doña Melchora Salazar, los cuales “chocheaban” con su única hija llamada Feliciana. Esta, además de linda, era caritativa y amable con todos. Como ellos decían “era como para el cielo”.
La susodicha pareja tenía algunos bienes en el “valle” y alardeaban poseer mucha riqueza. Don Segundo o simplemente Sheo para sus amigos, era un empedernido bohemio y asistía a toda fiesta que se organizaba. Se pasaba de copas y al ver cualquier ahaja, decía: “esto no es para mí, yo tengo un becerro de oro”, otras veces era un toro de oro. Tanto lo dijo que casi todos empezaron a creerlo.
Unos ladrones trazaron un maléfico plan para apoderarse de tal becerro de oro y sabiendo que todos los fines de mes los dos esposos viajaban a su finca, decidieron asaltar la casa cuando la niña Feliciana, ya de unos doce años, quedaba sola. En efecto conociendo la generosidad de la niña, una noche tocaron la puerta haciéndose pasar por una vecina que pedía un remedio para los cólicos que sufría. La niña fue hasta la cocina y los facinerosos tras ella. La tomaron por el cuello para que les diga donde está el becerro de oro. Y como no les pudo dar razón y al no dejarse violar le cortaron el cuello y la llevaron hasta la pampa llamada “de Mejía”, donde la pusieron cerca de un cerco de pencas con un sombrero sobre la cabeza más el chal de su mamá.
Al día siguiente los vecinos muy sorprendidos la encontraron así y llamaron a los habitantes del pueblo, los cuales muy furiosos, se organizaron para perseguir y coger a los asesinos. Como sabían de las virtudes de la niña, pronto la cabeza fue puesta en un altar y la veneraron. Como los visitantes aumentaron, le construyeron en el hoy llamado Sevilla, una capillita. Como eran muchas las limosnas que dejaban los fieles todos los lunes dedicados a las ánimas del purgatorio, algún negociante aumentó mas calaveras y hasta vendió alguna de ellas. Además, algunas personas supersticiosas llevaban sus velas y observaban atentamente como ardían: si se consumía con la llama quieta era buen agüero; si la mecha se “hacía rosa”, el favor pedido estaba concedido; pero si la vela se “chorreaba” era señal de que alguien va a morir. Por todo ello la Iglesia cerró la capilla. Hoy se ha construido el templo dedicado a la Virgen de Lourdes en su lugar.
En esa época todos decíamos “vamos a la Feliciana” y el nombre parecía simpático, porque se refería a felicidad. Hasta que un alcalde “restaurando antiguas denominaciones”, lo cambió por Sevilla. Hasta ahora buscamos en que archivo consta ese peregrino nombre, pero solo debe estar en el del alcalde. Y así sucede, vamos cambiando nombres sin criterio; alejándonos de lo nuestro, perdiendo identidad, cuando debemos decir “lo nuestro es primero” ¿No te parece?
La pureza que Feliciana defendió hasta la muerte, hace de esta niña una verdadera santa.

El Niño Dios de Pumarume
Al sur de la ciudad existe una colina con el nombre de Pumarume o gente del puma. Allí se ha erigido una hermosa capilla en honor al Niño Dios. Cada año sus devotos aumentan ante los innumerables milagros y cada vez la capilla se hace más pequeña para albergar a tantos peregrinos de todos los lugares del Perú. Pero ¿cuál es la historia de este milagroso Niño Dios?
Don Medardo Gómez me contaba, que uno de sus parientes y su amigo volvían a Celendín, luego de vender sus sombreros en las ferias de la costa. Estaban ya en el desierto de Pacasmayo cuando escucharon un silbido. Buscaron por todas partes tratando de ubicar la procedencia de este peculiar sonido y solo encontraron entre las arenas a un pequeño niño de unos tres años. Como no había a la vista más personas, compadecidos decidieron cargar con él y traérlo hasta Celendín. Llegados a Cajamarca el niño enfermó gravemente. Fueron en busca del médico y al único que encontraron estaba beodo. Al volver a su posada el pequeño ya había fallecido; entonces lo metieron en una de las bolsas impermeables que usaban para trasladar los sombreros y tomaron el camino a Celendín(aún no había carretera).
Al llegar a la altura de Bellavista, que se llamaba Calapacho, de pronto el cadáver adquirió más peso. Al observarlo notaron que se había convertido en piedra. Así llegaron a la casa del Señor Gómez y pronto su adoración se vió incrementada tanto por la hermosura de la efigie, como por los los milagros que se sucedían. Un día no lo encontraron en su altar. Buscándole lo hallaron en la colina de Pumarume y como esto sucedió por varias veces decidieron hacerle allí una capilla muy pequeña. Primero se le conocía como el Niño de los Gómez y hoy el Niño Dios de Pumarume. Cuando lo conocí tenía la boquita en posición de silbar, pero los llamados "refaccionistas", han desfigurado un tanto su hermoso gesto, no obstante sigue siendo el deleite de niños y jóvenes. Su fiesta es el 14 de enero.
El Niño Dios de Pumarume, no permanece estático en su urna. Así como caminó al inicio a la búsqueda de un lugar propicio para su templos, hoy va visitando a las personas que lo necesitan, no importa lo distante que este. Un solo ejemplo: don Teobaldo Velásquez vivíaen Lima ya por muchos años. En su juventud tuvo que trabajar mucho porque su familia era de recursos limitados. Pero en Lima a costa de muchos sacrificios y privaciones,logró una gran fortuna. Sin embargo, era famoso por la tacañería. El Niño Dios lo visitó en forma de pordiosero; le pidió una limosna por el amor de Dios, pero don Teobaldo lo recibió con desprecio y hasta lo golpeó. Al estilo Job el Señor le quitó su fortuna para probarlo y Teobaldo tuvo que regresar a Celendín donde todavía conservaba la casita paterna. Oypo hablar del milagroso Niño de Pumarume y fue a visitarlo ¡Oh sorpresa! ¡Era el mismo Niño que le había pedido una limosna! pero lucía con diferente ropaje. Don Teobaldo se arrodilló frente a la imagen, le pidió perdón y prometió ser mejor cristiano. Pronto recuperó su gran fortuna.


Otra Leyenda del Niño de Pumarume
Cuando Celendín era Villa Amalia de Zelendín, en la parte alta de la ciudad nació una bella niña, tan bella, que mereció el nombre de Azucena. Los padres la criaron con mucho amor y devoción y a tanto llegó su celo que no le permitían salir de la casa. Así creció Azucena como una bella flor, aislada del mundo. Todos los vecinos, en especial los jóvenes tejían mil leyendas sobre su belleza o de repente su monstruosidad y hacían planes para asaltar la casa.
Pasaron los años y Azucena se había convertido en una hermosa joven. Pero de pronto sucedió algo extraordinario. Azucena estaba embarazada y sus padres la botaron de la casa. La joven se escondió dentro de unos maizales de la zona de Pumarume y allí permaneció alimentándose de los tiernos choclos. Al fin dio a luz un extraordinario niño por su belleza y luminosidad. Como el tiempo pasaba y el maíz se había secado, la joven fue a pedir auxilio a una casa vecina. Allí dejó al niño y ella desapareció misteriosamente. El pequeño de pena por haber perdido a su madre murió y los vecinos que le habían albergado no quisieron enterrarlo por su impresionante belleza y santidad. Así lo tuvieron una semana velándolo, pero al octavo día se había petrificado. Lo pusieron en un altar y pronto fue adorado por todos los pobladores de Pumarume.
Pero ¿qué había pasado con Azucena?¿Por qué resultó embarazada en su aislamiento? Se dio una fácil explicación. Un dios había bajado del cielo y tuvo relaciones con ella y cuando el niño nació, simplemente el mismo dios la llevó a su reino.

La Virgen de Lucmapampa
Doña Catalina Araujo, vivía con su familia en este lugar seco y desolado con su numerosa prole. Su esposo había fallecido dejándola en la miseria. Así que se propuso pedir a Dios su protección. Todos los días le pedía que le de el pan nuestro, en especial para su niño de un año de nacido.
Dios escuchó el lamento de una madre y envió a su misma Madre para solucionar el caso. Al día siguiente doña Catalina encontró en su paso diario hacia la colina para buscar leña, a una mujer harapienta que le pidió ayuda. Una harapienta pide ayuda a otra harapienta. Pero doña Cata tenía un corazón muy caritativo; le dio el único pan que traía. La señora le agradeció mucho y le dijo que pronto solucionaría sus problemas, pero que el último niño moriría por amor, ya que era su hijo predilecto.
Doña Cata siguió su camino hacia la colina o cerro adyacente a su pueblo y al llegar a una cueva, vio sorprendida a la misma señora a quien había dado su pan, pero con ropajes luminosos. Esta le sonrió con cariño y le dijo que se quedaría allí, para desde la altura mirar a su pueblo lucmapampeño y poder ayudarle, porque aseguró que estos pobladores siempre la necesitarían en sus múltiples problemas. A doña Cata le ordenó que haga abrir en la plazoleta un pozo para que toda la comunidad se sirva de esta agua y que fuera la única fuente hasta que alguien la traiga de lejos.
Doña Catalina hizo lo que la Madre le ordenó y cobraba un centavo por cántaro de agua, solucionando así su problema económico. Mientras tanto su hijo menor iba creciendo. Era el más correcto de todos y no se olvidó nunca de llevar flores a la "Madre del Cerro". Tanto amó a la madre que un día se lo encontró muerto en la misma cueva.
Con el tiempo la población bautizó a la imagen de María con la advocación de "Natividad de Jorge Chávez" y hoy se ha constituido en sitio de peregrinaje de todos sus fieles cada 8 de septiembre.
Lo curioso de esta fiesta es que no todos los actos religiosos se realizan en el mismo pueblo de Lucmapampa, hoy Jorge Chávez; pues las comilonas, juegos y borracheras se las hace a unos 8 kilómetros el oeste; esto es en la pampa llamada la "Pampa del Ocho" y que pertenece a José Gálvez o Huacampampa. Se dice que un hacendado, posiblemente de Guayabas, era muy devoto de la Virgen de la Natividad y para su fiesta llevaba a todos sus peones y pobladores de su hacienda para sublimar la celebración. Sin embargo, como Lucmapampa no ofercía mayor comodidad para tanta gente, por la falta de agua y escasa población, luego de la procesión de la Virgen,todos regresaban a la gran pampa que ofrecía Huacampampa, en el mismo camino a Lucmapampa. Allí se hacía preparar comida y bebidas para todos y se hacían las famosas pachamancas.
Cuando murió el hacendado se quedó la costumbre antedicha y hoy se sigue construyendo los ranchitos con comidas y bebidas, se hace deporte, peleas de gallos, etc. y como queda dicho la llanura ha sido bautizada como la "Pampa del Ocho".



El Padre Eterno de Sorochuco
Cuando este pueblo se llamaba aún San Francisco de Sorochuco vivía en la estancia don Tomás Atalaya, un humilde campesino pero muy grande en valores. En su casucha habitaba con su esposa, con la cual no pudo tener descendencia, pero estaban conformes con la voluntad divina. Pero Dios se había fijado en esta pareja modelo de vida cristiana, en especial por saber compartir lo poco que tenían y sufrir con paciencia el yugo impuesto.
Cierto día de invierno en que las lluvias abundan, la esposa pidió a don Tomás que fuera por leña para la cocina. Este recorrió los matorrales y solo encontró chamiza mojada. Así que la señora insistió en que tenía que bajar, del "alto" un madero de  cedro para hacer leña, caso contrario no había almuerzo. Tomás, con el dolor del alma, dio el primer hachazo. Pero ¡oh sorpresa! De la herida causada por el hacha manó sangre y se percibió un olor a incienso. Por tal razón guardó el madero con mucha devoción.
Luego de cierto tiempo fueron visitados los esposos por una pareja de jóvenes muy apuestos, los cuales se presentaron como escultores. Dijeron al ya anciano Tomás: "Sabemos que tienes un madero que es bueno para hacer santos, te podríamos tallar uno, no te costará nada, solo es necesario que nos des un cuarto con su mesa y nos alcances la comida por la ventana, dentro de tres días te entregamos la imagen ¿qué dices?. Por supuesto don Tomás aceptó la propuesta.
Pasados lo tres días don Tomás abrió la sala y encontró la imagen de un anciano con dos ángeles a sus pies, una inscripción "Padre Eterno" y la comida intacta sobre una silla. Por ello es creencia que fue tallada la imagen por dos ángeles, ya que nunca más se supo nada de ellos. Don Tomás llamó a todos los vecinos y se hizo una gran fiesta. Era el 10 de junio de 1822. El Padre Eterno es hoy el patrono del pueblo de Sorochuco y a su fiesta asisten devotos de todo el Perú, donde han formado hermandades.
Se dice que muchas veces el Padre Eterno sale a visitar a sus fieles disfrazado de un anciano pordiosero, sino que los diga doña Felipa que vivía muy lejos de Sorochuco, cuando vino a la fiesta del Padre Eterno, reconoció a este como el anciano que lo había visitado y a quien le ofreció hospedaje.

La Virgen de Candelaria
Al noreste de la ciudad de Celendín, existe una colina o loma, desde donde se distingue el valle de Llanguat.
Se dice que los primeros pobladores de esta ciudad pusieron el nombre de Calendariacomo algo significativo, construyendo una capilla y erigiendo a la Virgen de Candelaria como la señora que guarda la fe enfriada por los quehaceres de la ciudad y que debe calentarse con los aires del valle.
Recordemos algo de la Virgen de Calendaria dentro de la liturgia católica. El día 2 de febrero se celebra en todo el mundo y en especial en Puno, esta festividad, recordando la presentación del Niño Dios en el templo de Jerusalén y la purificación de su Madre. La Ley Mosaica a la madre hacer estas ceremonias luego de 40 días de su alumbramiento. El niño para circuncidarse y la madre para purificarse luego de un derramamiento de sangre. Por supuesto ninguno tenía tal obligación, pero por el peso de la costumbre se lo realizó. María tuvo que presentar una ofrenda de dos tórtolas, por su calidad de pobre, para rescatar al primogénito.
Y se lo llama hoy Candelaria, en recuerdo de que las llamas purifican, de las llamas del amor que enaltece. Estos primeros pobladores, luego de celebrar la fiesta el 2 de febrero como queda dicho, y de degustar el sabroso cuy que llevaban como fiambre, asentado con su chicha...volvían a la ciudad y como en el camino encontraban varias plantas de ishanga u ortiga, como acto de penitencia se aplicaban por las piernas y brazos sintiendo el ardor que produce poco a poco. Y como casi siempre coincide esta fecha con el inicio del carnaval, los chicos empezaron a arrojar agua y correr a todos con la "ishangada". Por tanto, siempre hay mezcla de calor de la ishangada con el frío del agua. Así que ya saben devotos, no solo consiste en ir con la banda a traer a la Virgen en procesión y luego de una novena volver a llevarla en medio de globos de agua, sino más que todo en un acto de meditación, para ver cuanto de fríos andamos ante Dios y cuanto de su calor necesitamos.

Taita Pancho de Chuclalas
En el vecino cacerío de Chuclalás, situado a una hora de la ciudad de Celendín, todos los 4 de octubre se celebra la fiesta de San Francisco de Chuclalas, antaño grandiosa fiesta.
Se cuenta que milagrosamente apareció la imagen en este lugar y que nadie ha podido moverlo de allí. Incluso unos ladrones lo habían traído hasta Celendín, pero para su sorpresa, al día siguiente no lo encontraron en sus alforjas. Había huido y muy pronto se lo halló nuevamente en su altar.
Es creencia popular que a San Francisco que cariñosamente le dicen: "taita Pancho", le gusta visitar a sus fieles y de vez en cuando se da una escapadita para observarlos. Los síndicos aseguran que algunas veces lo encuentran con los vestidos y botas manchadas con barro. Eso si es muy milagroso y a su fiesta asisten personas de todas partes del Perú.
Lo curioso de esta fiesta es que, al estilo de Lucmapampa, terminada la fiesta religiosa, los fieles se detienen en la llamada "Matanza", para "los pachamangos". Ahí se sirve el sabroso cuy, la chicha, los tamales, etc. Se realiza una pequeña fiesta popular, hasta altas horas de la noche.
Desgraciadamente estas costumbres sanas van perdiéndose a favor de la comercialización. Hoy notamos que en esta fecha van pocos a la Misa y más bien se construyen algunos ranchitos para hacer negocio, perdiéndose la pincelada de unión familiar.

Cristo Crucificado del Templo del Carmen
Si observamos detenidamente al Crucificado del Templo de la Virgen del Carmen que todos los años sacamos en procesión el Viernes Santo en su santa urna, veremos que sobresalen algunos huesos netamente humanos. He aquí la historia que nos contaron nuestros abuelos:
Posiblemente en la hacienda de Pallán, arrendada a sus propietarias las monjas Concepcionistas de Cajamarca, vivía un hombre que se daba de ateo empedernido. Su esposa al contrario, era una católica practicante, que criaba a su único hijo en la más pura fe en Dios.
Pasaron los años y se presentó en la hacienda una epidemia de cólera que diezmó a la población. Una de las víctimas fue José, el hijo único de los hacendados. Un joven muy religioso y que siempre repetía su deseo de parecerse a Cristo Crucificado que murió por nuestros pecados.
El hacendado renegó aún más de Dios, pero una noche soñó a su hijo que le pedía que sus huesos sirvan para confeccionar un Crucificado. Le contó el sueño a su señora, y coincidentemente esta había soñado lo mismo. Así que decidieron hacer el gusto a José. 
Como el cuerpo estaba aún "fresco" para hacer el trabajo, esperaron algunos años, durante los cuales iban teniendo el mismo sueño. Como el hacendado tenía la casa hacienda muy bien decorada, quiso que se le confeccionen muebles nuevos. Contrató a un ebanista y cuando se le conversó a este del deseo de su hijo, se ofreció a confeccionar al Cristo, con los huesos del joven. Utilizó la técnica del "trapeado" usando telas, la sabia del zapallo y cal, para aparentar la piel. Luego talló en cedro el dorso al cual agregó las costillas de José, luego las extremidades con las rótulas, cúbito y radio del muchacho; y por último confeccionó la cabeza con mucho cuidado, a la que incrustó los dientes. Una vez terminado el crucifijo, le entregó al hacendado, el cual vio retratado el rostro de su hijo. Se postró en tierra y pidió perdón a Dios.
Años más tarde trajeron al Crucificado a la casa del señor Lucas Aliaga, el cual lo entregó al Templo. Esta fue la primera imagen que tuvo el mismo, colocado primero en una hornacina y luego en el altar que hoy luce y es conservado con mucha devoción por don Elmer Jiménez Araujo.

San Antonio de Pencas
En la zona de Minopampa, distrito de Sucre, existe una curiosa capillita situada en "una alturita" para dominar todo el valle. En dicha capilla se venera a San Antonio de Pencas cuyos asiduos devotos son jóvenes de ambos sexos, que los días martes de cada semana le llevan velas y flores para pedir a nuestro Santo una novia o novio, pero que sea de "calidad". El Santo se encargará de hacerlos encontrar tal vez en la misma capilla o lejos de ella.
Se cuenta que San Antonio de Pencas es muy amigo con San Isidro Labrador, el Santo Patrono de Sucre, y que continuamente van reuniéndose para tratar la problemática del distrito. San Antonio que esta viviendo en la parte mas alta lleva a San Isidro en su templo, lo pudo ubicar en la madrugada en la capilla de San Antonio; y seguramente si no encuentra a San Antonio de hecho esta con San Isidro. Por ello los sucrences hacen una ceremonia de encuentro de los dos Santos en la procesión del 15 de mayo. Lo importante es que los corazones no estén divididos, sino mirando siempre al norte de su progreso. 
También nos cuenta que San Antonio de Padua, escogió el lugar exacto de su capillita, ya que primero lo pusieron en el templo de San Isidro, pero varias veces se "escapó" de allí para encontrarle exactamente en las Pencas, donde al fin levantaron la capillita que se ha constituido en un oratorio para todos sus fieles. Por eso se le conoce como San Antonio de Pencas.

Taita Ishico
Según la historia, cuando los españoles llamados "conquistadores", llegaron a Celendín, se repatieron los cacicazgos de Pachacútec. A Sucre llegó un sacerdote llamado Isidro de Sagovia, el mismo que homenajeando a su santo patrono San Isidro del Huaco. Desde entonces San Isidro Labrador ha sido el Santo Patrono en toda la historia de Sucre.
A su fiesta del 15 de mayo, asisten cientos de devotos venidos de todas partes del Perú y del extranjero. Casi todos hijos de Sucre, casi todos muy bien acomodados. Los cuales se ponen al tanto de las necesidades de su pueblo, para dar un granito de arena y así levantar su grandeza.
Se cuenta que "Taita Ishico", como se llama cariñosamente,no está estático en su altar, sino que de vez en cuando sale a visitar a su querido pueblo. Así se dice que doña Bondad, síndica del templo, no podía dormir y sentía la necesidad de ir al templo, porque algo estaba pasando. Así que se levantó, se abrigó como pudo y fue al templo. Eran las tres de la mañana. Lo primero que hizo fue dirigirse al altar donde se venera a San Isidro y grande fue su sorpresa al no encontrarlo. Solo vio unas huellas que se dirigían a la puerta del templo.
Doña Bondad presa del miedo en todo su ser, pensaba ¿qué podría preguntar y en dónde?, ya que todos la tomarían por loca. Se dirgió a Minopampa y vio una lucecita en la Capilla de San Antonio de Pencas. Allí se encaminó y ¡oh sorpresa!. Allí estaban conversando Taita Ishico con el Zarco de las Pencas. Pero ¿qué conversaban? Nada menos de cómo salvar a algunos sucrences que se habían extraviado en el camino del Señor. Doña Bondad solo atinó a ponerse de rodillas ante tan celestial visión.
Se cuenta también que Taita Ishico se puede defender solo. En la procesión del 15 de mayo, se acostumbra que en una esquina se encuentre con San Antonio de Pencas, se saluden los dos y sigue la procesión. Pero en ese encuentro un toro bravo que se había escapado del toril, pasó exactamente por ese lugar. Todos corrieron buscando refugio y dejaron a los dos santos en el suelo.El toro llegó, miró de reojo y pasó como si nada.

El Cristo Negro
En el siglo XIX don Tomás Díaz Burga, obtuvo una hacienda de Rambrán, siendo su primera preocupación levantar una capilla con paredes "dobles", las que hasta la fecha se pueden apreciar. Luego, la implemento con imágenes de "buen tamaño" para fomentar la devoción de la gente. Entre ellas, la de un Crucifijo de tamaño natural que, con el correr de los años, ostenta un color oscuro(será por el humo de las velas que en gran cantidad le ponen o por un incendio) por eso se llama "El Cristo Negro". Hoy Rambrán, centro poblado de Chumuch dista cuatro horas de esta ciudad; por carretera. Este mismo recorrido se lo hacía antes en casi dos días a lomo de mula. A fines del siglo XX su último propietario, Tomás Chávez Díaz, murió en la epidemia del cólera y los comuneros inciaron el levantamiento de una ciudad trazada a cordel.
Cuentan sus pobladores que durante el tiempo en que don Tomás Díaz Burga era el hacendado, hizo venir a Rambrán a un médico, ya que se había desatado una epidemia. Este fue don Natividad Malca Tisnado, quien a la vez sería luego consejero del hacendado. Don Natividad pronto se hizo popular entre los comuneros, ya que los asistía gratuitamente y se interesaba por el progreso del pueblo. Esto desató la envidia de algunas personas que ansiaban mandar en la hacienda y lo acusaron ante las autoridades  de haber ocasionado una muerte por descuido profesional. Los Guardia Civiles(hoy policías), lo buscaron en varias oportunidades, pero siempre se escondía en la capilla y no podían encontrarlo. Hasta que, con la complicidad de los acusadores, lo rodearon. El corrió a la capilla y, ante la vista de sus perseguidores,  se transformó en el Cristo Negro, todos asustados dejaron el lugar.
Hoy cientos de personas provenientes de Chota, Bambamarca, Celendín y otras ciudades, lo visitan anualmente para que Él les resuelva sus problemas relacionados con la justicia. Por ello también se le llama el "Señor de la Justicia".
En la actualidad la capilla esta por colapsar y hay algunas personas de buen corazón, que quieren reubicarla. El Cristo Negro está muy deteriorado y nadie se preocupa por restaurarlo.